jueves, 25 de febrero de 2010

El rien ne va plus del casino de la moda.

El otro día, viajaba en tren destino Vigo a pasar los carnavales con una amiga. Durante ese trayecto interminable, mientras un mes más leía Vanidad, me quedé pensando en un reportaje de Màxim Huerta, y me prometí ponerlo para compartirlo si algún día creaba un blog ya que coincidimos 100% en pensamiento:
-"Un amigo dice que las modernas son feas camufladas. Que si les quitaran los adornos extras-flequillos, gafas, superposiciones- se quedarían hechas un adefesio. Yo estoy a favor de la modernidad, esa que simplemente es estética y que no responde a nada más que un gusto por ponerse cosas encima. [...] Han conseguido hacer de las camisetas raídas y desbocadas prendas actuales. ¡Les quedan bien! ¡Envidia! Y les queda maravillosamente bien no sólo por la percha sino porque en la actitud hay algo de despreocupados que me fascina. Sí, estoy de acuerdo, hay uniformidad tanto o más que entre los pijos de cuello de pico, pero al menos las modernas arriesgan. Y en el riesgo está la evolución. Antes de llegar al final quiero decir que si hablo de modernas en femenino es porque no tienen género porque son personas modernas, tan modernas que las cubre un maravilloso halo de asexualidad a modo de cobertura de chocolate.[...] Modernas las hay en todas partes y gracias a dios, y a las revistas, ellas hacen que los desfiles de moda tengan una buena clacla de aplausos, las discotecas "in" decoración extra y las calles un atractivo mayor para los blogueros en busca de lo "último". Para aburridas ya tenemos a esos que por no arriesgar acaban pareciendo clones de subsecretarios de estado o primos de los Medina."

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